Nacen como una alternativa al mercado negro y, desde la fundación de los primeros clubes hace ya 10 años, se han multiplicado a paso rápido: en este momento en la Federación de Asociaciones Cannábicas de España hay unos 30 clubes legalizados inscritos. En estos clubes se produce marihuana de forma colectiva para distribuirla sólo entre sus socios a partir de 5 euros, normalmente, con lo que cubren también el mantenimiento y la gestión del local y el personal.
Las ciudades en las que más organizaciones de este estilo hay son Barcelona, Madrid y Bilbao y los motivos de anotarse, además de lúdicos, también son terapéuticos. En el primer caso la persona que quiere entrar debe venir recomendado por algún socio, mientras que en el segundo sólo hay que demostrar que se padece algún tipo de enfermedad, normalmente cáncer o esclerosis.