El sexo está reñido con demasiadas cosas cuando se vive en pareja, pero “la asesina número uno” es la rutina. “Y somos de repetirnos mucho”. Pero como hoy en día hay manuales para casi todo en tema de sábanas no iba a ser menos. Se llama ‘Deseo’ y su autora, Sylvia de Béjar, abre un mundo de posibilidades a las parejas que piensan en cualquier cosa menos en sexo. Tras arrasar con su anterior best seller sobre sexualidad femenina y coautora junto con el doctor Estivill de ‘Duérmete, niño’, la periodista y escritora asegura que “las parejas pasan por muchos altibajos y el sexo hay que cuidarlo porque es uno de los componentes más importantes de una relación: no pesa, pero cuando hay problemas se convierte en un arma”.
Un aspecto de nuestras vidas demasiado delicado: está expuesto al cansancio, a la falta de tiempo, a los problemas económicos… demasiados obstáculos a salvar en el día a día. Aunque el mayor problema llega de la mano de las diferencias de deseo entre ambos miembros de la pareja, “algo de lo que pocas parejas se libran. Así como uno puede ser tímido y otro alocado, a uno le puede apetecer con más frecuencia que al otro. Es muy ingenuo pensar que en el sexo todo el mundo quiere lo mismo”.
Para evitar esa rutina y esos malos entendidos el secreto es hablar y “negociar desde un punto de vista realista”. Porque aunque las encuestas dicen que la falta de líbido afecta a un 14% de los hombres y a entre el 30 y el 42% de las mujeres, las consultas de los sexólogos demuestran que la concepción machista que se tiene del sexo hace que a ellos les cueste mucho más reconocer que no les apetece.
Herir sensibilidades
El sexo no puede ser un tema tabú en la pareja, recomienda De Béjar. El riesgo es enorme: la imaginación juega malas pasadas y una falta de apetito sexual puntual puede llegar a ser entendido como falta de amor. Por eso la comunicación es fundamental: “A todos nos cuesta mucho hablar de sexo, pero siempre se puede empezar con un ejemplo de una película, una noticia, le ha pasado a fulanito, me ha dicho menganito… ahí entra el ver cómo reacciona la pareja ante el tema. Es mucho más sencillo de lo que parece, pero el problema es que ni empezamos”, explica.
El problema es que si no sabes qué le gusta a tu pareja rara vez podrás ponerlo en práctica a propósito para evitar la rutina y “aunque comas un manjar, si comes todos los días percebes acabas por odiarlos. No hay que estancarse en la zona de confort, en el mismo sitio, del mismo tipo y el mismo día. Aunque por nuestra cultura vemos el sexo como algo sucio, no como algo natural, debemos perder la vergüenza y ser capaces de decirle a nuestra pareja lo que nos gusta”.
Los expertos aseguran que la fase de enamoramiento pasa entre los 18 meses y los 3 años. A partir de ahí hay etapas buenas, regulares y malas, el truco es conseguir hacer pequeñas cosas que despierten la ilusión en el otro y las ganas de jugar. ¿Quieres algo para probar? “No hacer el coito durante dos semanas y durante esos 15 días jugar a cualquier cosa menos a la penetración, desde un masaje corporal hasta la estimulación manual, todo vale. Es una tontería que pondrá en marcha de nuevo la pareja”.