Eso o utiliza la gorra diseñada por científicos estadounidenses para combatir una enfermedad que padece de forma crónica el 10% de la población, que enfría la corteza frontal cerebral durante las horas de sueño, la zona asociada al descanso profundo. Según los investigadores de la Universidad de Pittsburgh, al enfriar esta región se reduce la actividad metabólica del cerebro, calmando las mentes ‘hiperactivas’ de forma natural y sin medicamentos.
Esa hipotermia cerebral reduce la actividad metabólica de la corteza frontal del cerebro y la velocidad con la que se procesan las reacciones químicas en el organismo. Los experimentos llevados a cabo con este gorro demostraron que los pacientes que utilizaron el aparato lograron dormirse antes y tanto tiempo como los que no lo usaron por no tener insomnio.