La marihuana está permitida, en cualquier cantidad y en cualquier lugar, y la arquitectura ya denota que en esta localidad australiana nada es típico y corriente. Se trata de Nimbin, el último pueblo hippie. Situado a unos 800 km al norte de Sidney, son muchos los turistas que se acercan hasta la zona mochila en mano para comprobar de primera mano si tanta tolerancia es real.
El pueblo llegó a esta situación después de la quiebra de la industria láctea y de plátanos que sostenía la economía de la zona a principios de los años 60: la celebración de un festival contracultural que promovía los modos de vida sostenibles, el Woodstock australiano, dio paso al movimiento hippie en Australia. Muchos de los participantes en el festival se quedaron a vivir en el pueblo, precursores de los urbanitas que deseaban dejar atrás la civilización. Una de sus peculiaridades son las Olimpiadas del Cáñamo, en la que se compite en disciplinas como liada rápida de canutos, a ciegas, porro artístico o lanzamiento de pipas.