Instalar un sistema eléctrico que cuesta 60.000 €; pagar el mantenimiento anual, que supone otros 25.000, ocuparse de que a cada niño no le falte de nada: ropa, comida, libros, en inglés, claro; garantizar el suministro de gasolina, que supone 300 € mensuales o asfaltar la carretera de acceso, que tiene un presupuesto de algo más de 20.000 €. Esas son las necesidades más imperiosas de la escuela que la Fundación MacDella Cooper construyó hace apenas un año en las afueras de Monrovia, la capital de Liberia.
Que haya una escuela allí es particularmente importante, MacDella Cooper, la fundadora de esta institución lo sabe. Es liberiana y huyó a Estados Unidos durante la primera de las dos guerras civiles que han arrasado su país. La última, que duró 4 años, desde 1999 a 2003, causó 200.000 muertos, obligó a más de 400.000 personas a exiliarse, hizo soldados a más de 40.000 niños y niñas y dejó huérfanos a otros 100.000.
Los conflictos acabaron con los recursos, la estructura social y económica y han impedido que Liberia tenga sistema educativo desde hace 20 años.
Allí es donde desarrolla su labor esta fundación, donde se ha abierto esta academia que acoge a 75 niños y niñas, que comen, aprenden, se desarrollan y preparan para que la próxima generación de liberianos no sean soldados o mercenarios, sino “comerciantes, constructores, médicos, abogados, taxistas, pescadores o presidentes”, como enfatizó, durante la presentación de este proyecto, la nueva directora de esta escuela, la gallega Alejandra Bernardo.
Durante el acto se explicó la labor que se realiza la misma y se hizo un resumen de los proyectos de esta fundación, emprendidos con el esfuerzo de muy pocas personas, que han sido capaces de atraer el interés e implicar a otras más, principalmente en los Estados Unidos.
Fue su fundadora, MacDella Cooper quien, en una comunicación a través de Skype desde Nueva York, relató la labor de la propia academia, “en la que se han formado en solo un curso alrededor de 600 niños” y expuso las otras iniciativas de la misma: L’Africa, un sello de música y moda africana; ‘The Dream Cloud, una plataforma digital y MCF Media Arts & Tegnology Center, aún en embrionario, y que tiene como objetivo la preparación y formación en el ámbito tecnológico.
MacDella recordó que la finalidad de la escuela es “conseguir que los niños tengan la vida segura y oportunidad de crecer y de aprender“, algo que aquí damos por hecho y que en Liberia está por hacer.
Esta es la Fundación MacDella Cooper y esta es su escuela que desde este mes hará funcionar Alejandra Bernardo. Ahora hace falta echar una mano: se necesita ropa, calzado, un par de furgonetas, un generador, tuberías para canalizar el agua, una instalación eléctrica, gasolina, material de construcción, accesos a internet o la maquinaria, el personal y el alquitrán para tirar un trecho de carretera que llegue hasta el centro…en un país como el nuestro, que ha dejado de construir, lo que deben de sobrar son remantes de todo este material. [email protected], este es el correo al que puedes escribir para que te digan a dónde puedes mandarlo.