Así lo ha asegurado el deán de la Catedral de Santiago. José María Díaz, ha señalado que sólo él y dos colaboradores pueden acceder a la caja fuerte donde se guarda el libro y ha añadido “quien se lo llevó sabía de que se trataba y como llegar a el“. Durante una rueda de prensa convocada para dar cuenta de la desaparición del libro, Díaz ha subrayado que el medievalista de la Catedral, uno de los dos archiveros que tienen acceso a la caja fuerte, advirtió el martes “a la hora de cerrar” de la ausencia del Códice Calixtino, donde lo había visto, “la última vez, el jueves o el viernes de la semana pasada”.
Tras descubrir que faltaba el Códice, el archivero llamó por teléfono al deán de la Catedral, quien realizó junto al experto una “búsqueda muy detallada” del documento. “Una vez que tuvimos constancia plena de que no podía estar en ningún sitio, avisamos a la Policía sobre las 10 de la noche”. Varios agentes estuvieron sacando fotos y recopilando datos de la caja fuerte y del archivo, el mismo martes y también el miércoles, e interrogaron a las personas relacionadas con el archivo, entre ellas al mismo deán.
Este ha confirmado que ninguna de las estancias del archivo o la propia caja estaban forzadas y ha reiterado que el acceso al Códice es muy restringido, ya que solo se enseña en la misma sala donde se encuentra la caja de seguridad a un número reducido de personas y siempre bajo la presencia de él mismo.