No sabemos si el Papa Benedicto XVI se atragantará hoy un poco al escuchar la petición que piensa hacerle llegar el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui. Y es que el Gobierno le va a pedir durante el almuerzo con el secretario de Estado del Vaticano colaboración para convertir el Valle de los Caídos en un lugar para la reconciliación.
Al parecer, Jáuregui no tiene pensado cuestionar el uso del monumento como basílica en la actualidad, pero cree necesario desterrar la imagen de lo que representa, todo un pilar de viejo nacional-catolicismo franquista.
Consciente de ello, el Ejecutivo central ha decidido lanzar esta patata caliente sobre el tejado de la Iglesia, vamos a ver qué dicen ahora desde ella. Lo que está claro, es que esta cuestión del Valle de los Caídos levanta ampollas grandes, entre los que echarían la cruz abajo literalmente y los que entienden que debe continuar allí.
Los que están en contra defienden que el Valle de los Caídos, cuya cruz puede verse desde distintas localidades madrileñas, sólo reconoce a los que murieron en el bando nacional durante la Guerra Española. Vamos hablando en plata, los que ganaron, pero a los que perdieron y fueron cruelmente represaliados, dada de nada. La herida entre las dos España vuelve a saltar a la palestra.