Desde este fin de semana y hasta que el Gobierno disponga lo contrario. Cansados de las altas tasas de obesidad y de enfermedades cardiovasculares, los dirigentes daneses han decidido intervenir por las bravas y desde hoy han subido los impuestos que se deben pagar por los productos menos saludables. Un impuesto a las grasas, algo más de dos euros por cada kilo de grasas saturadas, que afecta a productos como las patatas fritas, la mantequilla, los bollos, la nata, el aceite o las galletas. Con esta iniciativa, los daneses pretenden reducir un 10% el número de obesos en el país.