Eso es lo que asegura el responsable de comunicación de Funespaña, quien ha indicado a varios medios que “la gente empieza a olvidarse de sus difuntos pasados los diez años, cuando hay que renovar la unidad de enterramiento”. Aunque no ha aclarado si ello se debe al aumento de las incineraciones, sí ha destacado que este es significativo, y que en la actualidad se acerca al 25% de los decesos. Un punto que fue confirmado este mismo martes por el alcalde durante a su visita a Pereiró. Abel Caballero indicó que, en contra de lo que pasaba antes, “ya no hay que esperar para conseguir un nicho en los cementerios de la ciudad”, algo que, recalcó, “se debe a que cada vez más vigueses optan por la incineración”.
Puede que en ello también influya el precio: un entierro tradicional cuesta entre 2000 y 3.000 euros, mientras que las incineraciones no superan los 600; eso sí, son muy pocos los casos en los que los parientes deben de hacerse cargo de los gastos ya que seguimos la tradición de pagarnos un seguro de decesos durante toda la vida, de ahí que en más del 70% de los casos sean estas compañías las que se hagan cargo de los sepelios.