Es verdad que pasará ‘rozando’ , en términos astrofísicos, el planeta el martes que viene, día 8, pero las posibilidades de un impacto directo son muy remotas. En tal caso, según los científicos, será su órbita la que cambie a causa de la gravedad terrestre: “cada uno seguirá por su lado”.
Lo que sí podría ocurrir es que la fuerza gravitatoria lo atraiga, pero las consecuencias de ello será imperceptibles. Aún así, teniendo en cuenta que el asteroire tiene un diámetro de 400 metros y el de la Tierra es de 13.000 kilómetros, en el caso de que ambos cuerpos colisionaran las consecuencias en la Tierra no serían catastróficas: se considera que sólo podrían provocar una hecatombe los cuerpos con un diámetro superior al kilómetro.
En cualquier caso, los centros de observación y los propios físicos que estudian este tipo de cuerpos realizan un seguimiento pormenorizado de ellos y los observatorios calculan sus trayectorias, por lo que si fuese a impactar con el Globo se sabría con tiempo suficiente y permitiría buscar una solución.