El primer ministro, Silvio Berlusconi, ha asegurado a sus colaboradores, con los que se reunió este lunes por la noche, que dirá qué va a hacer después de la votación prevista este martes en el Parlamento sobre el balance de Presupuestos de 2010. Aunque ‘Il Cavaliere’ aseguró ayer que no dimitiría, hay dos factores que pueden decidir lo contrario: una encuesta conocida este martes indica que el 76% de los italianos rechazan su gestión y su partido, Pueblo de la Libertad (PDL), se ha quedado con 311 diputados frente a los 315 de la oposición.
Tres diputados han abandonado ya a Berlusconi y puede que en las próximas horas otros 20 hagan lo mismo, un hecho que se une la presión de la UE, que cree inviable la continuidad del multimillonario, y de la Bolsa, que ha reaccionado muy mal al conocer el estado real de la deuda del país.
Sea como fuere, Silvio se irá, pero no con una carta de dimisión: tendrán que echarlo las Cámaras, tal y como aseguran que gritó ayer a sus más cercanos, “¡vosotros sois los que no entendéis, yo nazco de las urnas, a la luz del sol, y si tengo que morir, lo haré en Parlamento!”.