La idea habría partido, como no, de la canciller alemana, Angela Merkel y de, presidente francés, Nicolás Sarkozy. Ambos estarían a favor de rediseñar la eurozona creando un núcleo duro en el que estarían sólo aquellos países que cumplan con la disciplina fiscal y con la presupuestaria, dejando fuera a los que no lo hagan.
Algo así, como dos zonas bien diferenciadas. Esta noticia de que Berlín y Francia estarían a favor de negociar una nueva UE ha corrido como la pólvora por prácticamente todos los medios de comunicación europeos y, por eso, acaban de enviar un comunicado desde el Ministerio de Financias alemán, negándolo todo.
La gravedad de la deuda soberana habría desatado esa posibilidad que pasaría por una reforma del Tratado de la UE. Se trataría de que sólo compartan el euro aquellos países que son capaces de mantener a rajatabla la disciplina fiscal, entre ellos, al parecer, estaría España.