Los padres de Moisés, el menor orensano que sufre obesidad, tienen que desvelar hoy dónde está o entregarlo a los servicios sociales de la Xunta. Esta mañana concluye el plazo de cinco días que les dio la juez para cumplir esta orden. Esta es la única manera que tienen de evitar ser acusados de sendos delitos de ocultación y desobediencia, delitos a los que se uniría el de sustracción de menores y por los que podrían ser condenados a más de dos años de prisión.
El chaval debía ingresar en el centro de a Carballeira, en Ourense, dependiente de Benestar Social, tal y como ordenaba una orden judicial, pero los padres decidieron no presentarlo a las autoridades. Tras esta negativa, la Fiscalía interpuso una querella criminal contra ellos, aunque no pidió que tomasen medidas cautelares. Pese a ello, Luis Montoya y Margarita Gabarres
se mantuvieron firmes a en su decisión de no entregar a su hijo, cuya custodia fue otorgada a la Xunta, entendiendo que su ingreso en un centro de menores no le beneficiaría.
Pidieron entonces que se les dejase cuidarlo con supervisión de los médicos y psiquiatras dependientes de Benestar, posibilidad que fue rechazada por el juzgado. La petición esgrimía que Moisés, que entonces tenía 9 años, pesaba en agosto más de 81 kilos, había reducido su peso a los 70. Sin embargo, la Consellería de Benestar reiteró que su salud corría peligro, tal y como indicaba el informe médico extendido en urgencias del Hospital de Ourense que describñia un cuadro de “insuficiencia respiratoria grave como consecuencia de obesidad”.
