Víctima de sida, su muerte causó una gran conmoción entre sus fans y en el mundo de la música cuando un 24 de noviembre de 1991 se apagaba su voz para siempre. Freddie Mercury dejaba la vida con tan sólo 45 años.
Su último concierto fue el de cierre de la gira de Queen en Knebworth Park, Inglaterra, el 9 de agosto de 1986, pero un año antes ya había empezado a despuntar su camino en solitario con publicaciones como Mr. Bad Guay. Es precisamente en esa etapa cuando conoce a la cantante de ópera Montserrat Caballé, con quien graba la canción Barcelona que se convertiría en la música oficial de los Juegos Olímpicos de 1992.
Su voz imponente y su gestualidad pomposa que marcó un antes y un después en el rock, Mercury, que nació en la isla de Zanzíbar en 1946, componía, pintaba y fue el líder indiscutible de Queen. El grupo británico sacó al mercado en dos décadas un total de 14 álbumes.
Mercury compuso canciones que han atravesado el tiempo a fuerza de talento y originalidad como Bohemian Rhapsody, Don’t Stop Me Now, Crazy Little Thing Called Love, Seven Seas of Rhye y We are the Champions.
Tras los rumores de la enfermedad terminal de Mercury, no fue hasta un día antes de su desenlace cuando su agente de prensa confirmó que, efectivamente, el cantante padecía VIH.