Contra todos los pronósticos, el científico británico Stephen Hawking cumplirá este domingo 70 años de edad. Pese a que en 2009 se retiró de la Cátedra Lucasiana de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, de la que era titular, al igual que lo fue en su día Isaac Newton, Hawking mantiene el contacto con el mundo científico y mañana hablará ante sus colegas sobre “El estado del universo”.
Nacido en Oxford (sur de Inglaterra) el 8 de enero de 1942, a Hawking le fue diagnosticada en su juventud una esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad neurodegenerativa progresiva que le impide moverse, y que le ha obligado a hablar con la ayuda de un sintetizador de voz. Con el paso del tiempo, Hawking ha ido perdiendo el uso de sus extremidades y de la musculatura, incluso la fuerza del cuello para mantenerse con la cabeza erguida.
Con motivo del cumpleaños de Hawking, el profesor Martin Rees, astrónomo del Trinity College de Cambridge, dijo que cuando conoció al científico los dos eran estudiantes y pensaba que su compañero no viviría mucho más debido a su enfermedad.
“Pero ha sido increíble, ha llegado a los 70 años y se ha transformado, sin duda, en el científico más famoso del mundo, aclamado por unas investigaciones brillantes, por sus libros más vendidos y, sobre todo, por su increíble triunfo frente a la adversidad”, recalcó el doctor Rees.
Esa fama de la que habla su antiguo compañero de estudios le llegó por haber demostrado, junto a Roger Penrose, que la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein implica que el espacio y el tiempo han de tener un principio, que denomina “big bang”, y un final dentro de los agujeros negros. Aunque también son conocidas sus opiniones en materia religiosa, entre ellas que la idea del paraíso y de la vida después de la muerte es un “cuento de hadas” de gente que le tiene miedo a la muerte. Convicción que ratificó el año pasado, rechazando con énfasis toda creencia religiosa subrayando que no hay nada después del momento en que el cerebro deja de funcionar.
“Yo considero al cerebro como una computadora que dejará de funcionar cuando fallen sus componentes. No hay paraíso o vida después de la muerte para las computadoras que dejan de funcionar, ese es un cuento de hadas de gente que le tiene miedo a la oscuridad”, dijo entonces el científico.