La noticia ha saltado a la Red: el aeropuerto de Castellón, ese en el que no vuelan aviones y que ya se había gastado cientos de miles de euros en pagar a su director o en contratar el servicio de un servicio de halcones para que espantasen a otras aves, ha empleado para promocionarse alrededor de 30 millones de euros. Los mismos proceden de los fondos de la Generalitat Valenciana (esa misma que no tiene dinero y que ha sido avalada por el Gobierno central) y por la Diputación de Castellón, hasta hace bien poco gobernada por Carlos Fabra.
Exactamente esos 30 millones, que el tribunal de cuentas valenciano, la Sindicatura de Comptes, ha denunciado que se han gastado sin analizar sus beneficios, y sin determinar los precios de los contratos, se han invertido en patrocinios deportivos, ferias y publicidad en diferentes medios de comunicación. La empresa constituida para gestionar este mausoleo, Aerocas S.L., que no ha sido capaz ni de que despegase un sólo avión de aquel aeródromo, defiende dicho dispendio asegurando que la publicidad era necesaria para atraer turistas y aerolíneas.
¿Cómo se gastó este dinero? En 2003, cuando la construcción de este engendro aún estaba tramitándose se destinaron 62.000 € a la presentación del proyecto; en 2004 se patrocinó a los equipos de fútbol de Villareal y al Castellón, gastos que se mantuvieron en 2006 y 2007. En 2008 y 2009, se duplicaron, superando los 7,5 millones de euros y en 2010 se rebajó a 4,4 millones, creándose un déficit de 31 millones.
Pero los despropósitos en este aeropuerto no han acabado, Aerocas sigue pagando la construcción de la una estatua de 25 metros de altura dedicada al presidente del Partido Popular en Castellón y ex presidente de su diputación, Carlos Fabra, como gran impulsor de este mamotreto.