En este Día Internacional de la Mujer, la organización médico-humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF), informa que cada día mueren unas 1.000 mujeres durante el parto o por complicaciones asociadas al embarazo.
La ONG recuerda que muchas de esas muertes son evitables y que, mediante la provisión de atención obstétrica de urgencia, con el personal y el equipamiento adecuados, se pueden salvar muchas vidas y lograr un impacto directo en la reducción de la mortalidad materna.
Complicadísimas las situaciones a las que se enfrentan mujeres embarazadas en 12 de los países en donde opera MSF. Es necesario que en lugares como Pakistán, Somalia, Sudán del Sur o Haití se preste una mayor atención a la asistencia obstétrica de urgencia, particularmente cuando surgen complicaciones médicas.
El momento más crítico para las vidas de las madres y de los bebés tiene lugar en los momentos previos al parto, durante el mismo o en los instantes inmediatamente posteriores, y es a lo largo de esas horas cuando se producen la mayoría de las muertes asociadas a la gestación.
Es en estos contextos de crisis humanitaria aguda o crónica donde el problema se acentúa. A la vulnerabilidad implícita en la gestación y el parto se suman el conflicto, la falta de suministros médicos o de personal cualificado, el derrumbe de las estructuras de salud o la dificultad para acceder a ellas. Como consecuencia, el número de mujeres embarazadas que pierden la vida se dispara.
MSF proporciona atención obstétrica en unos 30 países. Durante 2010, el personal de la organización asistió más de 150.000 partos en sus programas.