Y si no que se lo digan a un ciudadano de Michigan (EEUU) que harto, pero harto de verdad, con lo que le tocaba pagar por sus palomitas de maíz en el cine, acabó demandando a la sale en cuestión.
Lo hemos podido leer en el Detroit Free Press , periódico en el que se explican los argumentos. El amante de la gran pantalla se cansó de que le atracarán bestialmente cada vez que quería ver una película con algo que picar, teniendo en cuenta que cada producto cuesta 3 ó 4 veces más de lo que realmente valen.
Bueno, pues desde aquí advertimos al denunciante que tiene poco futuro su demanda porque, al parecer, todas las demandas similares han caído en saco roto.